Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer



Dedicada a los enamorados y a los que sufren por amor.... que es casi lo mismo!
OBRA: "RIMAS"
El tema predominante en sus rimas es el amor, amor que discurre entre la ilusión, la esperanza, la alegría, desengaño, el dolor y la soledad. Debió Bécquer conocer varias mujeres en su vida y sus relaciones amorosas debieron ser bastante complejas, dada “la sensibilidad poco común de su carácter”. En sus rimas encontramos huellas de estas relaciones. Poco importan en verdad los nombres de esas mujeres. Lo que sí importa es el proceso emocional que en escasos años lo conducen al desengaño.
Se clasifican en cuatro temas:
-La poesía:
Yo sé un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma una aurora
y estas páginas son de ese himno,
cadencias que el aire dilata en las sombras.
Yo quisiera escribirlo, del hombre
domando el rebelde, mezquino idïoma
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.
Pero en vano es luchar; que no hay cifra
capaz de encerrarlo, y apenas, ¿oh hermosa!,
si, teniendo en mis manos las tuyas,
pudiera, al oído, contártelo a solas.
II
Saeta que voladora
cruza, arrojada al azar,
y que no se sabe dónde
temblando se clavará;
hoja que del árbol seca
arrebata el vendaval,
sin que nadie acierte el surco
donde a caer volverá;
gigante ola que el viento
riza y empuja en el mar,
y rueda y pasa y no sabe
qué playa buscando va;
luz que en cercos temblorosos
brilla próxima a expirar,
ignorándose cuál de ellos
el último brillará;
eso soy yo, que acaso
cruzo el mundo sin pensar
de dónde vengo ni a dónde
mis pasos me llevarán.
No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira.
Podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas;
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista;
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías;
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!
Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista;
mientras la humanidad siempre avanzando,
no sepa a do camina;
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!
Mientras sintamos que se alegra el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan;
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa
¡habrá poesía!
XII
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar, te quejas;
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas
de las hurís del profeta.
El verde es gala y ornato
del bosque en la primavera.
Entre sus siete colores
brillante el iris lo ostenta.
Las esmeraldas son verdes,
verde el color del que espera,
y las ondas del océano,
y el laurel de los poetas.
Es tu mejilla temprana
rosa de escarcha cubierta,
en que el carmín de los pétalos
se ve al través de las perlas.
Y, sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean.
pues no lo creas;
que parecen tus pupilas,
húmedas, verdes e inquietas,
tempranas hojas de almendro,
que al soplo del aire tiemblan.
Es tu boca de rubíes
purpúrea granada abierta,
que en el estío convida
a apagar la sed en ella.
Y, sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean.
Pues no lo creas;
que parecen, si enojada
tus pupilas centellean,
las olas del mar que rompen
en las cantábricas peñas.
Es tu frente, que corona
crespo el oro en ancha trenza,
nevada cumbre en que el día
su postrera luz refleja.
Y, sin embargo,
sé que te quejas
porque tus ojos
crees que la afean.
Pues no lo creas;
que entre las rubias pestañas,
junto a las sienes, semejan
broches de esmeralda y oro
que un blanco armiño sujetan.
Porque son, niña, tus ojos
verdes como el mar te quejas;
quizá, si negros o azules
se tornasen, lo sintieras.
-El amor:
XVII
Hoy la tierra y los cielos me sonríen;
hoy llega al fondo de mi alma el sol;
hoy la he visto..., la he visto y me ha mirado...
¡Hoy creo en Dios!
XXII
¿Cómo vive esa rosa que has prendido
junto a tu corazón?
Nunca hasta ahora contemplé en la tierra
sobre el volcán la flor.
XXIV
Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo tronco enlazadas,
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama;
dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan;
dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa,
y que al romper se coronan
con un penacho de plata;
dos jirones de vapor
que del lago se levantan,
y al juntarse allí en el cielo
forman una nube blanca;
dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden...,
eso son nuestras dos almas.
-El desengaño y el rechazo:
XXXVIII
Los suspiros son aire y van al aire.
Las lágrimas son agua y van al mar.
Dime, mujer: cuando el amor se olvida,
¿sabes tú adonde va?
XL
Su mano entre mis manos,
sus ojos en mis ojos,
la amorosa cabeza
apoyada en mi hombro.
¡ Dios sabe cuántas veces,
con paso perezoso,
hemos vagado juntos,
bajo los altos olmos
que de su casa prestan
misterio y sombra al pórtico!
Y ayer..., un año apenas
pasado como un soplo,
con qué exquisita gracia,
con qué admirable aplomo,
me dijo al presentarnos
un amigo oficioso:
«Creo que en alguna parte
he visto a usted.» ¡Ah!, bobos,
que sois de los salones
comadres de buen tono,
y andáis por allí a caza
de galantes embrollos.
¡Qué historia habéis perdido!
¡Qué manjar tan sabroso
para ser devorado
sotto voce en un corro,
detrás del abanico
de plumas y de oro!
. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
¡Discreta y casta Luna,
copudos y altos olmos,
paredes de su casa,
umbrales de su pórtico,
no salga de vosotros!
Callad, que por mi parte
lo he olvidado todo;
y ella..., ella..., ¡no hay máscara
semejante a su rostro!
-Desolación absoluta/La soledad y la muerte:
LII
Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas;
envuelto entre las sábanas de espuma,
¡llevadme con vosotras!
Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas;
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!
Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las desprendidas orlas;
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!
Llevadme, por piedad, a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria...
¡Por piedad!... ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!
LIII
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala en sus cristales,
jugando llamarán;
pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
ésas... ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores abrirán;
pero aquellas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...,
ésas... ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;
pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate,
¡así no te querrán!
Auténtica Poesía; G.A.Bécquer, Rimas 1
MEDICION METRICA
Yo /sé un /him/no /gi/gan/te y/ ex/tra/ño/ 10
que a/nun/cia en/ la /no/che /del /al/ma u/na au/ro/ra/ 12
y es/tas /pá/gi/nas /son /de e/se /him/no,/ 10
ca/den/cias /que el/ ai/re /di/la/ta en/ las/ som/bras./ 12
Yo /qui/sie/ra es/cri/bir/lo,/ del/ hom/bre/ 10
do/man/do /el/ re/bel/de,/ mez/qui/no i/dïo/ma/ 12
con/ pa/la/bras/ que/ fue/sen/ a un/ tiem/po/ 10
sus/pi/ros/ y/ ri/sas,/ co/lo/res/ y/ no/tas./ 12
Pe/ro en/ va/no es/ lu/char/; que/ no/ hay/ ci/fra/ 11
ca/paz/ de en/ce/rrar/lo/, y a/pe/nas/, ¿oh/ her/mo/sa/!,12
si/, te/nien/do en/ mis/ ma/nos/ las/ tu/yas/, 10
pu/die/ra, al/ oí/do,/ con/tár/te/lo a/ so/las./ 11
XVII
Hoy/ la/ tie/rra y/ los/ cie/los/ me/ son/ríen/; 10
hoy/ lle/ga al/ fon/do/ de/ mi al/ma el/ sol/; 9
hoy/ la/ he/ vis/to/..., la/ he/ vis/to y/ me/ ha/ mi/ra/do/... 14
¡Hoy/ creo en/ Dios/! 2+1=3
XXXVIII
Los /sus/pi/ros/ son/ ai/re y/ van/ al/ ai/re./ 11
Las/ lá/gri/mas/ son/ a/gua Y/ van/ al/ mar/. 10
Di/me,/ mu/jer/: cuan/do el/ a/mor/ se ol/vi/da/, 11
¿sa/bes/ tú a/don/de/ va/? 6
LII
O/las/ gi/gan/tes/ que os/ rom/péis/ bra/man/do/ 11
en/ las/ pla/yas/ de/sier/tas/ y /re/mo/tas/;11
en/vuel/to en/tre/ las/ sá/ba/nas/ de es/pu/ma,/11
¡/lle/vad/me/ con/ vo/so/tras/!8
Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas;
arrastrado en el ciego torbellino,
¡llevadme con vosotras!
Nubes de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las desprendidas orlas;
arrebatado entre la niebla oscura,
¡llevadme con vosotras!
Llevadme, por piedad, a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria...
¡Por piedad!... ¡Tengo miedo de quedarme
con mi dolor a solas!